Que puedan
existir en México más cadenas de televisión y más empresas de telefonía
es una buena noticia para el País. La competencia –y así lo han
experimentado las grandes potencias del mundo– es una ruta para el
crecimiento económico, la creación de empleos, la mejora de los
salarios. Beneficia la democracia, las libertades, la transparencia.
Implicará que el trabajo en la industria sea más valorado y que el
usuario final reciba un mejor servicio.
En esta ruta camina la Ley de Telecomunicaciones presentada ayer por el
Presidente Enrique Peña Nieto y avalada por los partidos políticos más
importantes de la nación, en el marco del Pacto por México.
Este Pacto ha arrojado hasta ahora dos reformas de mucho consenso en la
opinión pública que apuntan en la dirección correcta para resolver
problemas que tienen atado a México: la educativa y la de
telecomunicaciones.
La educativa ha sido ya aprobada como reforma constitucional y está a la
espera de que se debata la ley reglamentaria que le dará detalles y que
es crucial porque "el diablo" siempre se quiere colar en los detalles.
Se preveía mucho jaloneo en su discusión, pero el arresto de Elba Esther
Gordillo prácticamente aniquiló a las voces que se resisten en este
tema y dejó solos en alianza al Movimiento de Regeneración Nacional
(Morena) de López Obrador y a la Coordinadora Nacional de Trabajadores
de la Educación (CNTE) a la que la organización Mexicanos Primero
califica como "la hermana fea de Elba Esther".
La reforma en telecomunicaciones aún está apenas como iniciativa, pero
con el apoyo exhibido ayer al ser presentada, es pronosticable un paso
rápido por los Congresos federal y locales.
Ambas –educativa y energética– le han granjeado al Presidente Peña el
aplauso incluso de quienes en campaña jugaron abiertamente como sus
adversarios (basta leer algunos titulares de periódicos y opiniones en
medios electrónicos para constatarlo) y le han permitido acumular
capital político que puede servirle para lo que viene:
Ya no quedan temas relevantes que puedan aprobarse con tan amplio
consenso en el marco del Pacto por México. Siguen las reformas
hacendaria y energética. Si el Gobierno plantea –el escenario no es
descabellado– aumentar el IVA en comida y medicinas en una, y facilitar
la inversión privada en Pemex en la otra, la capacidad de cohesión del
Pacto será puesta a prueba.
El PRD ha declarado su rechazo a ambos planteamientos. El PAN parece más
dispuesto a negociar los dos temas. Con el apoyo panista le bastaría al
PRI para aprobarlas, pero el Pacto quedaría agrietado. Hasta entonces
tendremos diáfana claridad sobre quién se quedó con el poder ahí
concentrado.
Por ahora, además de una atractiva foto de políticos mexicanos
poniéndose de acuerdo en temas que le sirven al País, hay dos asuntos de
primera importancia bien abordados que pueden, con el tiempo, resolver
problemas de fondo.
Saciamorbos
Lo he dicho públicamente desde hace cuatro años en distintos foros y hoy
lo reafirmo: bienvenida más competencia. Nos vemos en la tele. |
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