Uno de los enigmas mas apasionantes en economía es el estudio del crecimiento y desarrollo económico, cuáles son
las claves de este y como podemos fomentarlo y extenderlo, estas
interesantes preguntas son las que tratan de ser respondidas en nuestro
libro. No es un tema baladí para abordar, y no todos están capacitados
para escribir sobre la materia con la erudición necesaria y al mismo
tiempo de forma tan amena. Y es que estamos ante un libro que puede
agradar no sólo a aficionados a la economía, ya que no es para nada
tedioso ni técnico, en el que cualquiera con un mínimo de ganas e
intenciones puede adentrarse. No es de extrañar por lo tanto, que se
trate de una obra que ha cosechado un gran éxito durante el año,
llevándose desde premios, como el financial times and goldman Sachs
Business Book of the Year Award además de numerosas y positivas críticas
de los más diversos y prestigiosos economistas, como Kenneth J. Arrow,
premio Nobel de Economía en 1972, Gary S. Becker, premio Nobel de
Economía en 1992 o Peter Diamond, premio Nobel de Economía en 2010, por
citar sólo unos pocos.
Yo, a pesar de mis discrepancias ideológicas que como veremos
enseguida son en ocasiones profundas con las tesis presentadas, no puedo
sino recomendarlo encarecidamente, independientemente de si estemos en
desacuerdo en algún grado con el, es altamente divertido disfrutar de su
lectura, la interesante forma en que está narrado, a modo de pequeñas
historias sucedidas a lo largo del tiempo y del globo, que casi
involuntariamente nos envuelven en unos sólidos argumentos correctamente
presentados, tanto es así que se me hace difícil pensar que alguien sin
una opinión más formada sobre la materia que sirva de contrapeso pueda
no acabar esta lectura con un casi rotundo, “claro, tienen toda la razón
estos señores”. Pero para eso estamos nosotros aquí, para revelar
algunas de las miserias ocultas, no muy numerosas es cierto, pero sí
terriblemente perniciosas. Veamos pues con más profundidad cuales son
las ideas principales contenidas, y porqué debemos sentirnos cómodos e
incómodos con ellas.
El punto principal sobre el que gira todo lo demás es el siguiente,
la culpa de la pobreza mundial (o de la riqueza) no corresponde a
cuestiones de determinación geográfica, social, genética, cultural,
climatica etc, ni a ningun tipo de necesidad histórica. La causa de la
pobreza o riqueza de unos esta simple y llanamente en sus instituciones,
esto ya de por sí es un buen comienzo para nosotros, es un rechazo
absoluto a diferentes formas de determinismos y centra su atención en
las instituciones, instituciones como lo pueden ser la propiedad privada
o el estado, por lo tanto no habría motivos por los que discrepar ante
tal afirmación. Si nos adentramos a una mayor profundidad, se nos hace
imprescindible destacar una serie de ideas que sostienen esta bóveda
ideológica, son principalmente, la diferenciación entre marcos
institucionales extractivos frente a inclusivos, la destrucción creativa
la defensa de la propiedad privada y por último, la necesidad de
centralización política.La idea de instituciones extractivas o inclusivas hace referencia a
como estas, generan un clima que va encaminado a que una pequeña elite o
oligarquia, extraiga a costa de la población gran cantidad de recursos
que de otra forma estarían generando prosperidad y riqueza, o por otro
lado instituciones que generan una inclusión social, donde en vez de
marginar a la mayoría para ser explotados, el sistema de incentivos
empuja a imposibilitar las actitudes extractivas, creando el marco en el
que se genera el desarrollo, la prosperidad se reparte y tiene lugar
una de las ideas principales que los que somos favorables al libre
mercado más nombramos, relaciones que no son de suma cero, es decir, en
la que a diferencia de las relaciones coercitivas que caracterizan a una
sociedad extractiva, donde unos ganan a costa de, aquí todos ganan de
todos, pues cuando las relaciones son voluntarias sólo se producen si
ambas partes salen beneficiadas. Esta idea principal es ademas, la que
da lugar a feroces críticas contra una serie de instituciones perversas,
como la esclavitud, o las de los regímenes comunistas, que cataloga
claramente como ejemplos de instituciones extractivas, donde la elite
gobernante vive a costa del incuantificable sufrimiento de su población,
Corea del Norte por ejemplo.
A continuación el concepto de destrucción creativa, creado por el
sociólogo Werner Sombart, que en capitalismo socialismo y democracia
Schumpeter recogeria y extenderia. Hace referencia a la idea de cómo la
innovación, nuevas ideas, proyectos, empresas, tecnologías etc, van
destruyendo sus antecesoras y creando un continuo e ininterrumpible
proceso de evolución, las bombillas eléctricas sustituyen a las velas,
creatividad que trae consigo la destrucción de la industria de velas.
Este proceso aplicado sobre todo a la movilidad social, pone de
manifiesto cómo en algunas comunidades, aquellos que tienen buenas
ideas, prosperan ofreciendo productos que hacen la vida más fácil a las
personas, por eso voluntariamente los demandan y se benefician de ellos,
mientras que en sociedades extractivas, la elite dominante no está
interesada en que los privilegios de una casta dominante se pongan en
peligro por este proceso, la movilidad social pues, que se daría en una
sociedad de libre mercado, donde continuamente los ricos podrían
empobrecerse por no satisfacer las necesidades de la gente y los pobres
hacerse ricos por si poder hacer esto, es cortada de raíz, de forma que
la oligarquía dominante pueda perpetuarse indefinidamente en el poder
como parásitos, esta tesis es algo que a cualquier amante de la libertad
le sabrá a miel, sobre todo en este mundo, en el que estamos cada día
más hartos de trabajar como esclavos a tiempo parcial para el gobierno,
para mantener a unos pocos cuya unica mision es vivir a costa de los
demás sin aportar nada a la sociedad, mientras se reparten el premio
ganado con el sudor de otros, para contentar a los amigotes que
revolotean alrededor del olor del botín, sindicatos, políticos, empresas
privilegiadas, y demás grupos de presión y también porque estamos
cansados de repetir, que un entorno de mercado es la mejor manera para
promocionar el ascenso social de los más necesitados, sin barreras de
entrada que condenan a millones a la pobreza sin escapatoria.
Por fortuna, la defensa de la propiedad privada es otro de los puntos
claves, algo que merece otro aplauso por nuestra parte, la propiedad
privada no solo es buena, sino que es necesaria para que el progreso
pueda surgir, poco tenemos que añadir a esto, rotundamente sí, y es que
aunque el libro hable de instituciones en general, y todas sean en
cierto modo importantes pues marcarán la deriva de todo el sistema,
algunas son destacables, la propiedad privada es una de ellas. Allá
donde la propiedad privada es una institución débil o poco extendida, es
donde se esta dando el sistema de incentivos que empuja hacia la
pobreza, frente a los lugares donde esta es defendida ampliamente, que
se crea el sistema de incentivos necesarios para el desarrollo, como
ejemplos la mencionada Corea del norte, o los regímenes absolutistas y
dictatoriales a lo largo de la historia, donde el noble o caudillo se
quedaba ad baculum con la mayoría de lo que la sociedad producía, por lo
tanto no se generaban los incentivos de mejora de la productividad,
ahorro e inversión.
Por último de las ideas más importantes que he querido destacar,
estaría la necesidad de una centralización política, básicamente la
existencia de un estado que garantizase la defensa de los contratos y la
propiedad privada como mínimo, y aquí es donde empieza a chirriarnos
seriamente la cabeza a los defensores de la libertad más
incondicionales, aunque tomada en la forma básica en que presentan la
idea, hay que reconocer, que a gran cantidad de liberales les parecerá
un acierto. El problema, es que como vamos a empezar a ver ahora, se
dejan intuir pequeñas y no tan pequeñas violaciones de la libertad, que
parecen paradójicamente seguir el mismo camino que han seguido todos los
intentos de defender la libertad con estados pequeños, que cada vez van
creciendo un poco más y cuando te quieres dar cuenta, te has convertido
en el esclavo a tiempo parcial de algún imperio, podemos ejemplificar
esto con una metáfora, y es que defender la libertad, es como tapiar la
casa contra un tornado, en el momento que renuncies a una poca, y dejes
que se cuele algo de aire, su fuerza hará que entre en tropel y destroce
todo.
Por eso vamos a criticar duramente algunos puntos que como dije
arriba, no son muchos, pero si son muy profundos, y que constituyen el
camino perfecto para dar justificación a que la sociedad someta al
individuo. Por ejemplo, se echa en falta una distinción clara entre los
dos tipos de desigualdades que existen, la que crea el estado por la
fuerza, la desigualdad ante la ley, desigualdad coactiva, frente a la
desigualdad natural del mercado, porque somos desiguales y no puede ni
debe ser de otra forma, la frontera aunque nunca queda marcada
literalmente, parece clara al principio de la obra, pero según van
colándose casi como por accidente algunas ideas “la gente de tal sitio
fue provista de escuelas por los gobernantes motivados por sus
instituciones inclusivas y así pudieron prosperar”, la frontera entre lo
que es una desigualdad a la fuerza y una desigualdad natural se
difumina, y temeroso me hallo solo de imaginar, todos aquellos que se
habrán aferrado a estos ejemplos que hacen intuir, lo bueno que sería
que nuestros buenos y generosos amos nos provean de todas esas cosas que
son positivas para acabar así con la desigualdad, como la archiconocida
bandera de la escuela pública de todos y para todos, que ondean al
viento los adalides de la igualdad de oportunidades (en su sentido
negativo, de igualdad mediante la ley, mediante el robo al que
justamente se lo gana, y mediante meter la cara de los guapos en ácido
para que no destaquen demasiado por encima de los feos y aprovechen sus
ventajas, ya puestos a ser consecuentes con sus ideas). Inevitablemente,
el libro entra por lo tanto en una serie de contradicciones, que
argumentan contra sus propias conclusiones, la propiedad privada es muy
buena e importante, sí, pero por lo visto puede ser violada si es que lo
hacen instituciones inclusivas, lo cual se supone que es una
contradición con lo que nos estaban vendiendo, pues las instituciones
inclusivas basicamente estan para evitar esos robos, hay que tener en
cuenta que en la obra no se entra en debates de política económica
directamente, pero en muchas partes, la idea de un estado limitado, al
estilo Friedmanita o Hayekiano queda pervertido cuando van aflorando
ejemplos que son puestos como positivos incluso siendo totalmente
violaciones de la libertad, que si un sistema de salud, de educación,
carreteras de más, o un pequeño arancel ocasionalmente, en definitiva,
una serie de terribles ideas, que van justo en el camino contrario que
se necesita para generar prosperidad, justificadas sobre todo porque si
su origen es el propio de una democracia inclusiva, son para el bien de
todos y por lo tanto no son perniciosas, y aunque las democracias low
quality de América Latina por ejemplo, son criticadas, parece que si
pones de ejemplo a cualquier país occidental Reino Unido, por decir uno,
y mientras no lo impidan los jueces (faltaría menos) casi cualquier
medida impuesta por el estado será buena y para el pueblo, nosotros
sabemos que esto es mentira.
Volviendo con la mencionanda centralización política, una parte
controvertida, pues todos aquellos que pensamos que el mejor gobierno es
el que menos gobierna y por tanto el que no gobierna nada en absoluto
es el que gana el premio mayor, nos quedamos casi helados al ver la
ferviente defensa que se va haciendo de este concepto, para generar
prosperidad, dicen los autores, es totalmente imprescindible cierto
grado de centralización, un monopolio de la fuerza. Que imponga el
orden, una tesis, que aunque se defiende con algunos ejemplos, como el
de Somalia, parece que es cogida desde el principio como una verdad
absoluta, posiblemente, y como ocurre con la mayoría de la gente, no ha
habido ninguna intención de plantearse si porque las cosas han sido
siempre así, o es lo que siempre nos han contado, signifique que esto
sea bueno. La historia que abarca el libro se mide en miles de años,
miles de años en los que mediante el uso de la fuerza, los gobernantes
creaban una serie de instituciones con las que vivir a costa de su
pueblo, formando estados, y creando los incentivos que nos han hecho
permanecer atrasados durante milenios, y que con ejemplos a lo largo del
tiempo, brillantemente se van exponiendo, bien, miles de años de una
historia de extracción sustentada en unas instituciones perniciosas,
principalmente el estado, a los autores les ha llevado a la que parece
para ellos indudable conclusión que necesitamos un estado fuerte y
centralizado. ¿Se imaginan un libro en el que te dijesen, llevamos miles
de años de historia metiendo la mano en el fuego y quemándonosla, entre
las cosas que necesitamos para solucionar esto, es meter
imprescindiblemenete la mano en un horno, y esperar a ver si no nos
quema demasiado? Pues eso es básicamente lo que aquí ocurre, de hecho,
en el libro no aparecen episodios de la historia que contradicen
claramente esa condición supuestamente necesaria para el desarrollo, por
ejemplo, no se habla de la Grecia clásica, el ejemplo no es una
nimiedad histórica, o algo raro, estamos hablando de la base de toda la
cultura occidental, de una sociedad que no duró unos pocos años
precisamente en el paso de la historia, y que no tuvo un estado
centralizado todopoderoso que pudiese imponer su fuerza en todo el
territorio, sin embargo, Grecia es un ejemplo de una increíble evolución
social, intelectual, política, y económica, como probablemente el mundo
nunca había visto hasta entonces. No era ningún paradigma de anarquía
las ciudades estado, eran eso, pequeños estados, pero eran pequeños por
lo que incluso siendo centralizaciones de poder, a efectos prácticos
dicha centralización abarcaba extensiones pequeñas, y ningún ente
superior controlaba de forma más extensa a las polis, para coordinar sus
políticas o articular el territorio, no fue necesario, poseían otra
serie de instituciones positivas que eran las verdaderas garantías de su
desarrollo, precisamente era un mundo en fuerte competencia estatal, no
sólo mediante las polis existentes, sino con amenaza de entrada de
competidores, mediante apropiación originaria grupos de colonos
descontentos con la política de su ciudad podía simplemente ocupar
nuevas tierras y fundar nuevas ciudades, se respetaban los derechos de
propiedad en un grado más que aceptable para la época (obviando temas
como la esclavitud, que sería una lacra que lastró la humanidad
demasiado tiempo antes de volverse marginal). Uno podría pensar, que si
los autores hubiesen sido más consecuentes y hubiesen abierto más la
mente, podrían haber pensado, tal vez el problema no fuese que no había
un estado fuerte que monopolizase el control en un territorio con un
mínimo de extensión, tal vez el problema estaban siendo el resto de
instituciones, por ejemplo, no había una cultura de respeto por la
propiedad privada, e igual era eso el problema y no lo primero, pero por
desgracia, pesa demasiado la concepción de un mundo formado por estados
naciones, que ocupen cada hueco disponible en el globo terráqueo y no
dejen así lugar a la huida, es la tónica general.
Es cierto por otro lado, que podemos aprender mucho de este tema
gracias a este texto, pues caemos con demasiada frecuencia en la
simplicidad de reducirlo todo a estado/no-estado, es una reducción útil,
el estado es una institución muy determinante, pero no es la única, y
puede darse el caso de estados pequeños o poco poderosos, donde sin
embargo no se haya mostrado un gran desarrollo económico a lo largo de
la historia, algo que precisamente los enemigos de la libertad pueden
aprovechar para atacar nuestros argumentos, “si todo el ejemplo que
puedes ponerme de como se puede vivir sin estado o al menos casi sin
estado, es esa tribu perdida de no se donde, entonces ahora creo en el
estado con más fuerza”, algo que remediariamos siendo más profundos y
completos, todo el marco institucional cuenta, y si bien no genera un
proceso de determinación histórica al estilo marxista, apunta para unas u
otras direcciones, generando unos incentivos que harán avanzar o
retroceder, según sea. Me gustaría así, terminar citando a el
prestigioso economista austriaco y libertario Higgs, cuando le preguntan
sobre si los austriacos deberíamos prestar más atención a las ideas del
neo institucionalismo.
“HIGGS: Sí, deberían. Tanto para un economista neoclásico como para
un economista Austriaco, hay mucho de valor en este nuevo campo. En
realidad, todo el comportamiento social es formado por el ambiente
institucional en el que los actores se sitúan. Durante mucho tiempo, la
economía neoclásica esencialmente ignoró el papel de las instituciones, y
como resultado, los economistas mainstream cometieron errores
importantes en la interpretación de una variedad de instituciones (por
ejemplo, las empresas, las agencias gubernamentales) y desarrollos (como
el desempeño y resultados de la planificación central en la URSS, China
y otros países comunistas).” Pero sin olvidarnos que “ Por supuesto,
ciertos aspectos de la nueva economía institucional no pueden aceptarse
por los austriacos porque colisionan con métodos o ideas austriacas
básicas.”
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