20 marzo, 2013

Señales desde Roma…

Enrique Aranda

Señales desde Roma…
Más allá de su participación, en cuanto que católico y jefe de Estado, en la Misa que marcó el inicio de un nuevo pontificado y la invitación que hiciera al papa Francisco a visitar México, incluso, es por demás evidente que la presencia, ayer, del presidente Enrique Peña Nieto en la Basílica de San Pedro constituyó un aporte a la lucha que a favor de la auténtica libertad de religión, por increíble que parezca, sigue librándose en nuestro país.


Y esto, porque al igual que la reunión que el lunes, en Roma también, sostuvo con los cuatro cardenales mexicanos —Norberto Rivera Carrera, Francisco Robles Ortega, Juan Sandoval Íñiguez y Javier Lozano Barragán— la presencia y actuación del jefe del Ejecutivo en la colmada explanada evidenció el destacado lugar que, sin menoscabo de la naturaleza laica del Estado y el respeto debido a otros credos, el catolicismo mayoritario tendrá en su aún naciente administración.
No por coincidencia, ayer mismo, en el remozado ex Palacio de Covián, sede de la dependencia que lidera el hidalguense Miguel Osorio Chong, se aludía con el calificativo de “inminente” a la ceremonia en que el Presidente deberá promulgar la reforma constitucional al artículo 24 que, a contrapelo de quienes apuestan a preservar vigente el rancio jacobinismo de otro tiempo o sus cachorros incrustados en sectas de nuevo cuño, recibió ya todos los avales para alcanzar vigencia plena.
En las últimas semanas, efectivamente, con más frecuencia de lo que parece, la subsecretaria Paloma Guillén Vicente y quienes con ella colaboran en la Dirección General de Asuntos Religiosos de Gobernación han debido evaluar las características del evento en que, con una masiva participación de representantes de todos los credos —asociaciones religiosas, como les denomina la legislación vigente— Peña Nieto firme y ordene la promulgación de la reforma mencionada que, huelga decir, comenzó a construirse en el pasado gobierno, pero sólo consiguió el aval de los Congresos estatales necesarios para su total aprobación tras la entronización del actual.
Buena señal ésta pues que, en un primer momento, apunta en la dirección correcta puesto que, amén dejar intocado el carácter laico del Estado, reconoce en plenitud no sólo la pertenencia mayoritariamente católica de la población mexicana sino, también, la particular influencia que, se prevé, tendrá la nueva administración vaticana encabezada, como se sabe, por un pontífice de origen latinoamericano.
Asteriscos
* Significativa, por cierto, la incorporación del titular de Hacienda y Crédito Público, Luis Videgaray Caso, en la comitiva oficial que, bajo la coordinación de José Antonio Meade Kuribreña de Relaciones Exteriores acompañó al presidente Peña Nieto y a muy pocos miembros de su familia, en su visita a Roma.
Veámonos el viernes, con otro asunto De naturaleza política

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