Hace unos días leía en El
País, el periódico español, que los jueces hispanos estaban estresados no solo
por la gran cantidad de asuntos que se encontraban en trámite, sino por la
enorme trascendencia y efecto social de sus resoluciones
Tan lo anterior era una
severa realidad que el Consejo General del Poder Judicial había preparado un
manual de relajación para ayudarlos a sobrellevar las terribles tensiones que
generaba su profesión. Para muchos el problema del estrés se resuelve incrementando
la “capacidad de ahorro”, sin embargo, creo que para quienes imparten justicia
y tienen un elevado sentido del honor, la tensión no desaparecerá con aumentos
sustanciales de ingresos.
El órgano de gobierno de
los jueces, según el diario ibérico, pretende que sus señorías mantengan “un
estado de ánimo positivo con unos simples ejercicios.” Los representantes del
Poder Judicial deben respirar profundamente y decirse en silencio mientras
inhalan con los ojos cerrados y la puerta de su despacho clausurada
momentáneamente: “estoy tranquilo, estoy tranquilo...”
Acto seguido, deben
“apretar los párpados durante ciclos de cinco segundos, levantar las piernas y
tensar los muslos”. A continuación, “se deben apretar y relajar los glúteos
insistentemente, una y otra vez, hasta sentir cansancio y ya no poder repetir
una sola vez más la operación”.
Con estos simples
movimientos musculares, los jueces podrán continuar con sus trabajos, una vez
recuperada la paz y el equilibrio emocional, por más que los integrantes del
juzgado y los abogados litigantes puedan llegar a sospechar de la lucidez
mental de sus superiores o de las respectivas señorías...
En el caso de México, los
juzgados penales principalmente deben estar saturados de asuntos en que a la
mafia organizada, integrada por miles y miles de personas, se le está sentando
en el banquillo de los acusados a lo largo y ancho del país, lo cual no debe
ser una tarea sencilla si no se pierde de vista que se está frente a criminales
de la peor ralea capaces de asesinar niños, mujeres, hombres y ancianos
inocentes y de cualquier extracto social, sin olvidar, claro está, la gran
cantidad de expedientes que tendrán que desahogar en un entorno en el que el 98
por ciento de los delitos que se cometen en el país permanecen impunes. Las
cargas de trabajo deben ser faraónicas.
Las recomendaciones del
CGPJ español también deben ser escuchadas y atendidas por el Poder Legislativo
federal mexicano, cuyos representantes deberían encerrarse igualmente en sus
despachos y crispar los ojos, inhalar despacio, respirar profundamente,
exhalar, y apretar una y otra vez los muslos y los glúteos antes de votar leyes
que atentan en contra de los grandes monopolios que existen en nuestro
país.
La propia señora Gordillo
también debería practicar estas mecánicas de relajación al verse privada de
asistir a Neiman Marcus, de la misma manera en que lo deberían estar haciendo
muchos políticos y empresarios mexicanos, así como líderes charros de los
sindicatos oficiales...
Hoy en día, en México,
muchos compatriotas deberían apretar los párpados, levantar las piernas, tensar
los muslos y los glúteos y repetir estoy tranquilo, estoy tranquilo... si es
que pueden estar tranquilos, al menos en esta Semana Santa, que de santa,
nada...
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