02 abril, 2013

Venezuela intenta debilitar a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos

YVETTE BETANCE

Un grupo de estados latinoamericanos de corte populista -liderados por Bolivia, Ecuador y Venezuela- tienen la esperanza de reducir el rol de una comisión internacional de derechos humanos a su mínima expresión.
01 de Abril de 2013 Un grupo de estados latinoamericanos de corte populista -liderados por Bolivia, Ecuador y Venezuela- tienen la esperanza de reducir el rol de una comisión internacional de derechos humanos a su mínima expresión. Estos liderazgos radicales aspiran a debilitar a ese órgano, dado que su espíritu va en contra de sus ambiciones políticas, en tanto involucra el escrutinio y la formulación de juicios respecto de violaciones a los derechos humanos por parte de una organización foránea.


El grupo dio a conocer sus agravios el pasado 22 de marzo, cuando la Asamblea General de la Organización de Estados Americanos (OEA) llevó a cabo una discusión anticipada para debatir reformas en la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), cuya misión esencial es promover y defender los derechos humanos en el hemisferio occidental.
El presidente de la comisión, Jaime Manilla, advirtió en una carta a los jefes de estado amigos frente al carácter erosionador surgido de la separación de poderes, el desinterés de la opinión pública, y sobre la disminución en la independencia de la prensa que tales reformas podrían significar.
Una de las reformas propuestas hubiese bloqueado el financiamiento del cuerpo de derechos humanos por parte de sus miembros, recortando incluso el apoyo originado desde Europa. La Relatoría para la Libertad de Expresión -cuerpo dedicado a defender la libertad de prensa- caía justo bajo el alcance de los recortes.
Durante décadas, la CIDH desafió a dictaduras militares, la documentación de desapariciones, y las denuncias sobre abusos de derechos humanos en tiempos de lucha civil. La Comisión Interamericana de Derechos Humanos incluso se concentró en la violación de DD.HH. en Venezuela, enfureciendo al ahora desaparecido Hugo Chávez, quien anunció -en momentos previos a su muerte- que retiraría a su país de la Comisión.
Habida cuenta de la violencia creciente en México y América Central, la necesidad de una voz poderosa en materia de derechos humanos continúa siendo crucial.
De manera correcta, la Administración Obama argumentó que la libertad de prensa y el rol vigilante de la Organización de Estados Americanos, junto con la CIDH, eran críticos en el funcionamiento del sistema interamericano. William Burns -Secretario Designado del Departamento de Estado- dejó bien en claro que "las democracias de nuestro hemisferio deberán continuar posicionadas del lado de la justicia, la transparencia, y el estado de derecho y la dignidad humana en nuestra región y más allá de ella".
Confrontados ante una posible expulsión de la OEA, los miembros que intentaban "reformar" a la CIDH acordaron posponer el debate hasta 2014, en virtud de lo que explicaron como "falta de consenso". Pero prometieron seguir en el camino de la "defensa de la Comisión"; eufemismo que persigue, en rigor, debilitarla.

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