16 mayo, 2013

El guardarropa de Andrés Granier

Humberto Musacchio

El guardarropa de Andrés Granier
Porfirio Rubirosa fue lo que se llamaba un playboy, esto es, un hedonista, un individuo dedicado a satisfacer los requerimientos de la carne, hombre infaltable en las fiestas del jet set internacional, personaje que despertaba suspiros entre las mujeres y que brillaba como símbolo de la elegancia masculina. Cierto día un periodista le preguntó: “¿Es cierto que usted tiene mucha ropa?”, a lo que Rubirosa, con cierto aire desdeñoso, respondió: “No, yo tengo ropa”.


Si Andrés Granier hubiera conocido la anécdota, tal vez se hubiera ahorrado y le hubiera ahorrado a los tabasqueños mucho dinero, pues la elegancia no consiste en la acumulación absurda de 400 pares de zapatos, mil camisas y 300 trajes, sino en saber escoger la ropa y los aditamentos necesarios.
Por fortuna, el pudor de don Andrés le impidió informar cuántos pares de calcetines tiene o de qué número de camisetas dispone y de la suma de calzoncillos que guarda en su clóset. El calorón de Tabasco tal vez hace innecesaria la ropa interior.
De acuerdo con la información de Fabiola Xicoténcatl aparecida en Excélsior (15/V/2013), fue el propio Granier Melo quien aparentemente en estado de ebriedad dio a conocer su guardarropía en una conversación con dos sujetos a los que se identifica por los apodos de El Ruso y El Rex.
Debido a lo anterior, hoy sabemos que Granier tenía la tendencia a viajar a Los Ángeles y recorrer las tiendas de Rodeo Drive, aunque también se daba sus vueltas por Saks, de Nueva York, y acudía a changarros de lujo en Miami, donde tiene una lujosa residencia (otras están en Villahermosa, el DF, Cancún y al parecer Acapulco y Puerto Vallarta, donde ha sido visto últimamente). Seguramente por falta de mundo, Granier no viajó a Europa para dejar el dinero de los tabasqueños en las tiendas de Carnaby Street, Saint Honoré o Vía Frattina. Otra vez será.
Por supuesto, cada persona puede gastar su dinero como se le pegue la gana y en las tiendas de su preferencia. A lo que no tiene derecho es a derrochar el dinero público para satisfacer sus antojos y los de su familia. Tal es el caso del ex gobernador de Tabasco, quien ha sido acusado por su sucesor, Arturo Núñez, de haber dejado a la Tesorería estatal una deuda superior a los 23 mil millones de pesos.
Desde luego, hay que desconfiar de toda palabra de Arturo Núñez, pues se trata de un hombre cuyos intereses políticos lo han llevado a traicionar a su partido de toda la vida, el PRI, para abrazar por conveniencia los colores del PRD, lo que no le ha impedido deslizarse en dos pistas, pues mantiene muy vivas las relaciones con su viejo partido. Pese a todo, en este caso parece tener razón, como lo confirma lo dicho por Granier, grabado el 17 de octubre de 2012, difundido por el noticiero radiofónico Telereportaje y aquí citado.
A lo anterior hay que sumar el hecho de que la administración de Granier no entregó a la Federación las cantidades correspondientes de la nómina del estado al SAR y el ISSSTE. Por si algo hiciera falta, también dejó sin enterar al fisco las retenciones de impuesto sobre la renta, en un país donde por mucho menos que eso cualquier persona puede ir a prisión.
El señor Andrés Granier tiene que irse a la cárcel, pero más allá de la denuncia verbal no se sabe que el gobierno de Tabasco o la Procuraduría General de la República hayan dado pasos para proceder contra el ex gobernador sinvergüenza. La salud pública exige castigo ejemplar para los funcionarios ladrones. Pero en México, lo que vemos son vendettas políticas, no aplicación de la ley.

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