Uno de los
últimos recursos que tiene la sociedad civil para manifestarse y exigir
justicia es la huelga de hambre. Después de esta sólo quedan la
inmolación, el desangrado o el suicidio, que al final son decisiones que
suelen tomarse cuando la esperanza también ya murió.
En México ha habido casos de todas estas decisiones de protesta ante
autoridades que desde la indolencia se quedan observando cómo se
desgastan dichas manifestaciones, doblegando así la voluntad de quienes
piden respeto a sus derechos.
El pasado 9 de mayo una decena de mujeres y un par de hombres decidieron
iniciar una huelga de hambre frente a las modernas instalaciones de la
Procuraduría General de la República para exigir una entrevista con el
Presidente Enrique Peña Nieto y demandarle que asigne a un responsable
que se encargue de investigar el paradero de sus familiares
desaparecidos en los recientes años.
El lugar donde instalaron una serie de campañas es la lateral de la
Avenida Reforma, una de las vías más turísticas de la ciudad de México, a
unas cuadras del famoso Ángel de la Independencia, de la Bolsa Mexicana
de Valores, de la embajada de Estados Unidos y de muchos edificios de
oficinas de empresas internacionales.
Por esa calle caminan todos los días cientos de turistas extranjeros y
nacionales que son atraídos al pasar por las casas de campaña tapizadas
con las fotos de mujeres y hombres desaparecidos en distintos puntos del
País. Sus rostros muestran una enorme incredulidad cuando escuchan
historias espeluznantes de desapariciones forzadas a manos de grupos
criminales, pero también de autoridades policiales.
Quizá esta exhibición pública de la indolencia gubernamental sea una de
las cosas que más molestó al Procurador Jesús Murillo Karam, que hasta
una semana después se dignó hablar con el grupo en huelga de hambre y
les dijo que estaba dispuesto a dialogar con ellos.
Pero lo que los familiares de desaparecidos quieren es hablar
directamente con Enrique Peña Nieto para exigirle que cumpla su palabra
de resolver sus casos, como se empeñó en afirmarlo cuando era candidato y
luego al tomar posesión con Presidente de la República.
Alicia Trejo, Atanacio Rodríguez, Ana María Maldonado, Dolores
Rodríguez, Érica Montes de Oca, Nancy Rosete, Margarita López y Olga
Reyes ya muestran los efectos de no tomar alimento en siete días:
alteraciones en la presión sanguínea, dolores de músculos que van
perdiendo proteínas, neuralgias, calambres, frío, etc.
A pesar de todo esto, mantienen su voluntad de seguir en ayuno
permanente hasta que logren hablar con Peña Nieto y exigir justicia para
sus esposos, hermanos, hijos desaparecidos forzadamente por el crimen
organizado y autoridades policiales.
La decisión que tomaron no fue a la ligera, sino que llegó hasta que
vieron con enojo, molestia y rabia que las nuevas autoridades del
gobierno peñista no tenían interés ni capacidad para atender este grave
problema de miles de desaparecidos en todo el País.
Hace un mes, en la Secretaría de Gobernación, una funcionaria de segundo
nivel con el nombre de Macarena Velázquez los insultó diciéndoles que
eran unas malagradecidas porque no valoraban el esfuerzo que estaban
haciendo para atenderlas. Que por culpa de ellas y ellos no dormía.
Luego, se enteraron que en la Policía Federal habían designado a
Fernando Bernal García como responsable para atenderlas. Él es un
técnico en herramientas egresado del Politécnico, con una recomendación
de la CNDH 2/ 2007 por un caso de tortura ante la señora María de los
Ángeles Balncarte.
El 9 de mayo el grupo decidió ponerse en huelga de hambre frente al
moderno edificio de la PGR en la Avenida Reforma. Lo hicieron
conscientes de llamar la atención y no verse arrumbadas en las calles
donde está la Secretaría de Gobernación o arrinconadas en una esquina
lejana de la residencia presidencial de Los Pinos.
Una semana después siguen ahí, en la banqueta, frente al acceso
principal del edificio donde se procura la justicia, sin tomar
alimentos, esperando que alguien no sólo las escuche sino que resuelva
sus casos como se los prometieron los nuevos gobernantes encabezados por
Enrique Peña Nieto. |
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