La
semana pasada, la conferencia republicana de la Cámara de
Representantes se reunió para debatir cuál será su prioridad respecto a
cualquier votación para subir el límite de deuda. Una reunión muy
oportuna puesto que la actual suspensión del límite de deuda expiraba el
18 de mayo. Según los informes de la reunión del grupo de
representantes republicanos, “Los miembros salieron con la impresión de
que la conferencia del Partido Republicano quiere que se exijan
reducciones de los derechos a beneficios, junto con cualquier posible
conexión con una revisión procrecimiento del código tributario”.
El instinto de los legisladores para priorizar la reforma de los derechos a beneficios ha dado en el blanco.
La deuda sigue siendo el problema
A pesar de la tontería de pensar que el gasto del déficit “está
prácticamente resuelto” debido a que la Oficina de Presupuesto del
Congreso (CBO) informa de que se prevé que para 2013 los números rojos
serán de $642,000 millones en vez de $845,000 millones, la base
financiera de la nación sigue todavía en “rumbo de colisión fiscal”.
Piense en el problema de deuda de nuestro país como en un paciente
con un cáncer que amenaza su vida. El paciente acaba de comprender que
la progresión de la enfermedad se ha ralentizado un poco. Sería
absolutamente estúpido ver el cáncer como algo menos serio y sería el
culmen de la estupidez posponer la desagradable cirugía prescrita.
En este caso, el tratamiento para salvar la vida de la nación es la reforma de los derechos a beneficios.
Evitar las distracciones y mantener la unidad
El vocero John Boehner (R-OH) está buscando la unidad de su grupo a
medida que se adentran en la lucha por el límite de deuda. En enero se
alcanzó esa unidad del grupo republicano y Boehner anunció su compromiso
para presentar “un plan que balancee realmente el presupuesto durante
los próximos diez años”. Boehner puede encontrar respaldo para esa
propuesta y la única y verdadera amenaza para esa unidad sería la de
abandonar ese plan de acción. Es más, el presidente del Comité de
Dirección Republicana de la Cámara, Steve Scalise (R-LA), preguntó
recientemente a sus miembros y descubrió que la unidad “se basaba en una
relación entre el límite de deuda y las verdaderas reformas que harán
falta para conseguir balancear el presupuesto en diez años”.
Para evitar distracciones (no importa lo relevantes que sean) y
corregir el problema que tenemos entre manos se requiere unidad y
fortaleza. La reforma fiscal para conseguir una recaudación neutral y la
aprobación del oleoducto Keystone son importantes cambios normativos
que el Congreso debe llevar a cabo, frente a una votación para aumentar
el límite de deuda que implicaría un mayor problema de gasto. Pero éste
seguiría siendo tan grave como siempre, por lo que el Congreso debe
arreglarlo mediante recortes del gasto, especialmente el de los derechos
a beneficios y no mediante subidas de impuestos.
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