¿Es culpa del Presidente o de las nuevas circunstancias?
Gobernar nunca ha sido fácil, sobre todo en una república democrática donde existe una división de Poderes con pesos y contrapesos. Aunque los presidentes tengan un proyecto claro de lo que quieren hacer, necesitan los votos en el Congreso para aprobar su agenda. Ayuda mucho si el partido del Presidente tiene mayoría en ambas cámaras. Pero esto es raro que ocurra en un sistema presidencial. Es común que los mandatarios enfrenten condiciones de gobierno dividido donde la oposición controla por lo menos una de las dos cámaras. No obstante, durante mucho tiempo leímos que el sistema estadunidense tenía condiciones particulares para que el Presidente consiguiera los votos que necesitaba en el Congreso, aunque los legisladores fueran opositores. Había un sistema de quid pro quo. Entre la Casa Blanca y el Capitolio se negociaba y llegaban a acuerdos. Nadie, en la historia moderna de ese país, como el presidente Lyndon B. Johnson para dicha labor por una razón: conocía a la perfección los intríngulis del Poder Legislativo al haber sido, durante muchos años, líder en el Senado.