El hecho es que México crece muy poco a pesar de tener niveles de inversión altos y la enfermedad que lo limita se llama (im)productividad. La diferencia entre los países que producen riqueza como Midas y nosotros radica precisamente en ese factor.
La enfermedad mexicana
Hay naciones que, como el Rey Midas, convierten en oro lo que tocan. Otras, como la nuestra, que producen el efecto opuesto: destruyen valor. Sólo así se explica que teniendo niveles de inversión total elevados,  mayores a 20% del PIB, nuestro crecimiento sea tan bajo. Con esos o menores niveles de inversión, muchos países de nuestro continente crecen más (mucho más ) que la economía mexicana. Perú es un ejemplo sobresaliente, Chile también. El crecimiento de esta nación ha sido consistente ya por varios lustros. Otras naciones crecen porque un componente de suerte las acompaña, aunque su manejo económico sea desastroso. Es el caso de Argentina, que se ha beneficiado dramáticamente por el incremento de precios de los bienes que exporta al exterior. Cuando este factor cambie, Argentina será nota por una nueva crisis económica.